martes, 25 de septiembre de 2007

a Patricia.

Queridísima Patricia, hoy nos hemos visto…no ha habido oportunidad de hablar aunque no hacía falta. Contigo basta una mirada para ponernos al día, para entender cómo te sientes, para expresar cuánto te he echado de menos y sin embargo que presentes nos tenemos la una a la otra en todo momento.

Estabas guapísima, -como siempre- pese a que según tú el día de trabajo venía torcido, sigues siendo luz para todos los que a ti nos acercamos y nos dedicas lo mejor de ti, te das toda tú para los tuyos.

Perdonar los demás, os cuento un poco para los que no conozcáis de quien hablo. Patricia es una de las personas que cambiaron mi Historia y aunque ahora no puedo comenzar a explicaros todo lo que nos une os diré que coincidimos en la complutense, en los años de comienzos universitarios en la facultad. Yo nunca pensé que llegaría a ser amiga de aquella chica que parecía tan popular, tan artista, con tanto éxito… y cuando recuerdo nuestro primer encuentro y los que le siguieron me siento en deuda con la Vida por cruzar nuestros relatos, por descubrirme a la niña que llevaba dentro. Pese a tener infancias muy distintas y vivencias dispares no he conocido otra personas con la que sentirme yo misma todo el tiempo, sin necesidad de máscaras, de cuidar las formas o las palabras. Ella es increíble, una amiga con la que puedes reir y llorar con la misma facilidad y sinceridad en ambos gestos, realizar travesuras, ponerte a comer a las 10.00 de la mañana o a las 4.00 de la madrugada, salir de compras, comunicarte con miradas, crear un lenguaje, disfrutar de las actividades más normales como si fueran únicas. Sí, con Patricia pude compartir mis puntos débiles, reconocerme frágil, dejarme regañar y también crecer y hacerme fuerte gracias a sus ánimos.

Me enseñó tanto.

Sí con Patricia viví los mejores momentos de mi carrera en Educación Especial en la Complutense. Fue testigo de mi boda porque lo había sido de cada uno de mis días durante tres años, siempre a mi lado.
Fue la única persona (además de Emilio) a la que pude ver cuando estaba en el hospital, vino una tarde recuerdo que la pobre ni siquiera había comido, recuerdo nuestra conversación en el jardín, recuerdo ver su melena rubia desaparecer tras la puerta de visitas y pensar (quiero estar con los míos, quiero estar con Patricia de nuevo, he de ponerme bien).

La quiero muchísimo

Hoy la escribo a través de email, aunque sé que ella no usa el ordenador y ni siquiera tiene dirección de correo electrónico. Pero se merece este espacio y quiero dárselo. Además deseaba compartir también con vosotros como todo esto da que pensar. Cuánto me agobio con hacer, con cumplir, con llegar, con “no molestar”, con aparentar, con “lograr”…pero todo eso me deja vacía, no lo recuerdo al final del día, se queda cojo. Son nuestras personas queridas, nuestras parejas, nuestras familias, nuestros amigos y amigas lo que realmente da un sentido a este corto paso por la Vida, lo que al acostarme sí me hace sonreir. Es a lo que me agarré en los momentos más difíciles y a lo primero que eché mano para compartir lo bueno.
Son las personas las que hacen que merezca la penar todo lo que hacemos, son nuestro “para qué” o mejor dicho “para quien”. En el fondo siento que existo por vosotros. Soy lo que os doy a conocer y lo que me reservo para compartir más adelante.

El tiempo pasa, cada día es uno más y uno menos que vivimos y la experiencia te va enseñando que vivir sólo para uno mismo es un autoengaño y que darse cuenta del tesoro que tenemos al conocer a tantas personas que nos rodean y cada una de sus historias, es el punto de partida para nuestra felicidad.

Sí, he escrito este texto especialmente para Patricia, pero también para ti, porque si tengo la inmensa suerte de conocerte debo agradecértelo. Porque mi vida está más llena gracias a vosotros, porque lo que me queda cuando me deshago de lo que no vale para nada son los recuerdos con mi gente. Eres tú junto a con todo ese maravilloso conjunto de personitas especiales que encontré en mi camino lo que más valoro en estos momentos y lo que quiero llevar conmigo en mis recuerdos.

Gracias siempre, y para ti Patricia todo mi cariño.
Ciao.