martes, 6 de noviembre de 2007

Abandonar el silencio



Amar la Vida no es olvidar el sufrimiento,
Amar la Vida es...Aceptarlo y Crecer con él.



Acabo de escribir esta misma frase -hace unos segundos- en la libreta que llevaba en la mochila. Estaba en el parque donde perdía/ganaba/vivía el tiempo entre voces de niños y despedidas de un sol de otoño que cada vez nos deja antes.



Estaba allí, sólamente allí, sentada sobre el césped. No interponiendo más límites que el cielo sobre mi cabeza y la tierra, que enfría ligeramente mis piernas, debajo de mi . Llegué después de comer ... necesitaba encontrame, dar una respuesta sincera, primero a mi misma y después a mi profesor, que me preguntaba hoy -a través de un tierno email- porqué hacía tanto que no escribía en el blog, y lo que más le agradezco, que si estaba bien.
Lo primero que podía argumentar es que escribir es un impulso caprichoso, no se puede preveer ni forzar, de hecho en ocasiones sólo colocarme frente al ordenador es más que suficiente para que mis manos pongan en letras lo que estoy sintiendo. Salgo temprano de casa y mientras camino escribo, compongo, me pongo realmente charlatana en mis adentros decorando constantemente mi mente con pequeños ensayos, reflexiones, nuevas melodías, letras o pensamientos que me va sugiriendo el día...al final de la jornada, si superan mi propia aduana les doy volumen y quedan perdidos en mis agendas, en servilletas, cuadernos esperando crecer más adelante o suficientemente satisfechos con permanecer así en aquel lugar donde les dejé tintados. Es en esas ocasiones cuando aprovecho cualquier rato libre a mi alcance y casi corro hacia el ordenador, abro rápidamente el blog, o el borrador de mi libro y dejo a mis sentimeintos fluir por la pantalla, tomar forma... escribo, escribo más, continúo tecleando y casi tengo que frenar el rápido juego de mis manos para que descansen, para que no me dejen vacía o desinflada con ese bombardeo de vivencias que se escapan. Paro y leo unos segundos dejando a las letras tomar relieve, madurar, permitiendolas que ganen algo más de perspectiva, de distancia suficiente para que me dé tiempo a digerirlas y contrastarlas con mi sentir antes de colgarlas.





Sin embargo, desde que volví de Galicia no ha sido así, estos días me he estado evitando en más de una ocasión. Os lo reconozco, varias veces planearon palabras en ráfagas sobre mi cabeza, pero no quise estirar las manos para alcanzarlas.
También dejé caer lágrimas y no todas ellas justificadas,
Y ocupada en no hacer nada olvidé que la Felicidad es una opción de cada momento.

...de cada momento, ¡Un momento! este va a ser el momento...

Lo maravilloso es que me distraiga el tiempo que eliga distraerme sigo teniendo la oportunidad de escoger de nuevo, de recomenzar en este instante esa opción, que tan bien me ha venido siempre de reconocer que sí está a mi alcance sentirme feliz si realmente acepto el reto de tomar conciencia de ella, de incluir en esa felicidad todo lo que venga, duela o no, lo entienda o no, lo tuviese planeado o no. Y de sentarme a agradecer una vez más esas letras de un maestro amigo que me han hecho reaccionar.
Es verdad no estoy trabajando ahora como me imaginé, pero puedo poner todo mi ser en cada cosa que hago,
Es cierto, me duele no contar con uno o dos pequeños correteando por la casa, metiendo "ruido en mi vida", dibujándonos tanto a Emilio y como a mi divertidas sonrisas en el rotro. Pero el regalo de la Vida es justamente eso: Regalo. No decidimos cuando comienza ni acaba, sólo aceptamos y si nos lo permitimos saboreamos y agradecemos mientras lo disfrutamos.


Uno desea ser madre o padre, pero no de quien y no nos engañemos tampoco cuando. Por eso quiero que seáis mis testigos de que pido perdón a ese pequeño (que si algún día llega, llegará) de haberle responsabilizado de mi tristeza:


Como no has venido estoy triste, cómo aún no te haces presente me enfado, rabio, me revelo...como si tu fueras culpable de un falso plantón.


Perdón, eso no es amor, es posesión, es proyección, es exigencia...aunque venga del corazón.


Si estuve triste no fue por ti sino por mi, por un Yo que había Planeado una vida y te había insertado en ella sin darse cuenta que yo soy yo y tu serás tú, cuando y cómo debas ser. Perdón


Perdón por tratar de responsabilizarte de mis carencias, de mis silencios de la insatisfacción...NO, no eras tú quien hacía que llorara sino la impaciencia que me embota el sentimiento y me tapa los ojos. Una vez más el dejarme arrastrar de manera cómoda, evitando luchary crecer desde el dolor, me ha mantenido parada en el camino...en silencio...o escondida bajo todo aquello que pudiese tapar lo que me duele, lo que me araña el alma...pero miro mi historia y desde ella recuerdo que es desde nuestros puntos débiles desde los que podemos hacernos fuertes, es justo lo que no nos gusta de nosotros lo que más nos enseña y son nuestros fallos y errores a lo que más necesitamos atender para superarnos.


En mi caso suelo tapar mis tristezas con la comida, a veces me engaño a mi misma, uso a mi compañera del alma (la alimentación) como chivo expiatorio, pienso que esa fue mi lucha, que vencí combates como dejar atrás una bulimia, una anorexia...y ahora me embarco en otros como es intentar poner algo de control y no llenar mis vacíos afectivos con alimentos de nevera. Pero como os digo eso es engaño. Mi combate con la alimentación me distrajo/ me distrae por un tiempo, allí dejo mi atención ocupadita, pero tener un peso adecuado, "sanar médicamente", curar o comer equilibradamente no es una meta, sino un medio para ponerme en mejor disposición, disposición:
De vivir, de con-vivir, de luchar por aprovechar este rato que pasamos aqui en este mundo de todos nosotros, dejando que las cosas sucedan, duelan o no, nos convengan o no, aceptando cada momento,buenos y menos buenos, acogiéndolos como parte real de nosotros, de quienes verdaderamente somos.
Aprendiendo a ser auténticamente "yo" en cada una de ellas y - si tú quieres- sentirte a mi lado (siendo totalmente Tú) mientras paso por ellas.
Por eso inicié este blog, por eso comencé un libro y por eso una y otra vez, lo retomo e insisto (me insisto, te insisto,...) en que Quiero Vivir, vivir sin objetivos, sin metas, sin deberías, sin preguntarme constantemente si doy la talla, si seré suficiente, si lograré su aprobación, si les gustaré… Sólo y Únicamente VIVIR.
Caminar nuestro propio recorrido, paso a paso, vernos a lo largo de él, en todas y cada una de nuestras etapas, momentos -recuerdos- y poder encontrarnos en ellos Viviendo.
Os había escrito más, pero el ordenador se apagó y ahora que reconecto, ya no voy a rehacerlo, en algún lugar queda. Os lo resumo en que aporreaba las teclas, llamaba a vuestra puerta para deciros que os quiero y dedicaba en más palabras, (pero no por ello con más sentimiento) que deseaba daros las gracias:
Gracias a vosotros por ser mis testigos, mis amigos y una vez más Mi respuesta.