sábado, 5 de junio de 2010
Última página del calendario de mi despacho. Llega el calor, comienzan a multiplicarse los papeles y el curso escolar se termina.
Los profesores ajetreados preparan los exámenes, resoplan en los intercambios y tienen, como los chicos, ganas de que nos alcancen las vacaciones. Yo también, lo reconozco.
He tenido un año de mucho trabajo y de hecho aún no me aclaro conmigo misma hasta que punto he de modificar algunas cosas. Adoro mi trabajo y el trato con los niños. Tengo buenos compañeros y colaborar con una entidad religiosa que tiene como prioridad el Acoger y Amar a la Persona, el educar para evangelizar y evangelizar educando es un proyecto apasionante al que me dan acceso. Pero por otra parte me he descubierto "ambiciosa" en el sentido de no querer decir que no a nada, en implicarme a coordinar mi departamento, la pastoral, estar en calidad, responsabilizarme de las actas y otros tantos cometidos. Eso ha significado muchas horas de trabajo (de las que no lo niego) he disfrutado como la que más; pero también ha repercutido en menos tiempo con mi marido o en casa en dejar de ir a Yoga, en extender mi jornada laboral hasta que casi nos echasen del centro de trabajo las personas ocupadas en la limpieza y en -he de reconocerlo- algunos momentos de agotamiento. ¿No aprendo?
Quiero ayudar, quisiera dar la Vida por otros desde el gesto sencillo del día a día, pero parece que en ocasiones hago complejo lo sencillo y busco primero hacerlo en el trabajo que en casa.
Por poner un ejemplo, la pasada semana mi queridísima amiga Esther y Javier nos invitaron a su casa. Estuvo también Yaisa y fue un día estupendo. Ellos nos agasajaron hasta el detalle, hubo mesa compartida (¡Qué bien cocina Javier, qué pasada!!!), momentos de Karaoque (Qué tiemblen los profesionales, que llega Esthercita) y compartir experiencias entre amigas en la terraza (gracias Esther, gracias Yaisa...). Además a la salida también coincidí con otra amiga de toda la vida y su pareja. Estar entre amigos me ayudó a comprobar como ese "compartir" llena de vida. Muchas veces yo solita me lo pierdo por mi propia inercia de trabajo-casa, casa-trabajo, como si no valorase de la misma manera el tiempo dedicado a los demás en los momentos de encuentro que el que se dedica en el trabajo. Lo mismo con Emilio; a los compañeros y a los chicos les dedico toda la paciencia y comprensión de la que dispongo, pero al llegar a casa parece que la ternura se haya quedado sin batería.
En fín, quizá mis reflexiones sean un poco extrañas. Ya sabéis que escribo como pensando en voz alta para ver si me aclaro.
Ahora mismo Emilio, que pese a la alergia va recuperando voz, está cantando canciones que compone con la guitarra. Después bajaremos al colegio a la misa de las familias. El fin de semana hará días de piscina y tengo buenos libros para leer. Además quiero aprender a tocar el teclado y me traje un organito que había en casa para empezar a practicar. Sólo como hobbie, pero ¿por qué no? La verdad es que quiero agarrar uno a uno mis complejos e irlos soplando hasta que se me desprendan. Así que: he comprado una "comba" (la gente que me conoce desde cría sabe bien cómo era yo para la coordinación rítmica, el deporte e incluso un juego como ese. Ahora que mi sobrina no me lee: su tía no sabe saltar a la comba y es otro minitrauma que arrastra, pero se acabó! la comba está comprada y ha logrado dar algún que otro saltito coordinado. También, como os he dicho he retomado los pentagramas de cuando era cría y voy a ver qué soy capaz de hacer con un teclado, el telescopio me espera en la buhardilla para aprender a ver la luz en la oscuridad, y cerca del ordenador tengo algún cassete en inglés por si puedo hacer algo de oído.
No, no me he vuelto rematadamente loca. Hablo de no ser tan ambiciosa con las cosas y parece que esté estrujando la vida. El fin, es que deseo equilibrar (en lo posible) las diferentes áreas de mi vida, para prepararme como persona, crecer y si Dios lo desea, cuando lleguen los niños ofrecerles una madre que les quiera y una familia donde se aprenda entre todos a vivir feliz desde lo que cada uno es y a los que todos juntos pueden llegar.
Emilio opina que será el año que viene. Eso significa que nuestros hijos ya están en algún hogar de Colombia teniendo sus primeras experiencias, aprendiendo a ser. El mayor quizá vaya a cumplir ya los 6 años ¿A qué jugará? ¿Sabrá leer? ¿Qué le ilusionará? Comienzo a pensar mucho en ellos/as. Me gustaría decirles "Somos una familia" vosotros allí en Colombia, Nosotros en España esperando a que sea el momento de ir a abrazaros y poder contaros que desde mucho antes de conoceros ya os queríamos...
Vaya, llevaba muchísimo sin escribir y ahora que me he puesto me da la sensación de que no pararía. Querría contaros lo increible que es ver a mi hermano pequeño dirigiendo en la televisión su programa. El último día fue "colosal" hablaba con autoridad, con serenidad pero muy contundente manifestando críticas a las incoherencias de los medios y periódicos, denunciando terjiversaciones y manipulaciones, epro conservando siempre el respeto a los demás. ¡Se me caía la baba! TV inteligente, TV con criterio, mi hermano -declarado abiertamente ateo- defendiendo a la Iglesia de ataques que eran injustificados...¡Qué grandes son a veces los hermanos pequeños!
O pensar en Pedro que volverá a irse de misiones o en Pablo y lo que estará dedicando a los demás. Y como ellos a tanta y tanta gente buena de la que nadie habla, de la que no hacen ruído pero son el cambio que buscamos para el mundo...
¿Cómo serlo yo también? ¿Cómo colaborar desde mi familia, desde mi trabajo, como persona mujer, esposa, hija, madre (¿?) trabajadora, ciudadana...?
Sólo puedo citar lo que se reza hoy en laudes:
"Acordaos de vuestros dirigentes, que os anunciaron la Plabra de Dios; fiajos en el desenlace de su vida e imitad su FE. JesuCristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas" (Hebreos 13, 7-9a)
Deseando que cale en mí y algún día pueda terminar mi vida pudiendo decir "He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la FE" (Tim 4,7-8)
Así lo deseo para mí y para todos. Amén