La vida tiene caprichos que no entendemos y con giros inesperados a veces se coloca de manera sorprendente. El sábado Emilio y yo hacíamos 5 años de casados y quien se iba a imaginar que lo celebraríamos en Zaragoza y de manera tan completa.
Como algunos sabéis hace tres años vivimos allí, no fueron momentos fáciles para nosotros, lo que hacía que Emilio mantuviese ciertos reparos en regresar.
Sin embargo personalmente llevaba tiempo queriendo volver. En el Pilar se casaron mis abuelos paternos, allí vivimos parte de nuestros comienzos y allí se encuentra la casa general de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, para las que ahora trabajo.
El caso es que Emilio se enteró de que se organizaba un concierto “Esperanzarte” de la Hermana Glenda, Luis Guitarra, Fabiola etc..el 14 de noviembre y decidió hacerlo coincidir proponiéndome él a mí -¡Quién me lo iba a decir! salir para allá el viernes después de los trabajos, y montarnos un plan estupendo:
Llegar a la tarde del viernes a Zaragoza para asistir al concierto, del que nos trajimos camisetas, en el que pudimos hablar con los cantantes y compartirlo a su ves con nuestro amigo Jorge. Jorge tiene casa en Zaragoza, le llamamos por si deseaba unirse y se desplazó desde Barcelona para la ocasión.
Como algunos sabéis hace tres años vivimos allí, no fueron momentos fáciles para nosotros, lo que hacía que Emilio mantuviese ciertos reparos en regresar.
Sin embargo personalmente llevaba tiempo queriendo volver. En el Pilar se casaron mis abuelos paternos, allí vivimos parte de nuestros comienzos y allí se encuentra la casa general de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, para las que ahora trabajo.
El caso es que Emilio se enteró de que se organizaba un concierto “Esperanzarte” de la Hermana Glenda, Luis Guitarra, Fabiola etc..el 14 de noviembre y decidió hacerlo coincidir proponiéndome él a mí -¡Quién me lo iba a decir! salir para allá el viernes después de los trabajos, y montarnos un plan estupendo:
Llegar a la tarde del viernes a Zaragoza para asistir al concierto, del que nos trajimos camisetas, en el que pudimos hablar con los cantantes y compartirlo a su ves con nuestro amigo Jorge. Jorge tiene casa en Zaragoza, le llamamos por si deseaba unirse y se desplazó desde Barcelona para la ocasión.
Después fue recordar la casa, las calles y lugares por los que vivimos hace tres años. Recorrer las obras en las que Emilio trabajó y ver con satisfacción en qué se han convertido. Aprovechar para conocer el noviciado y el Hospital de Gracia de Zaragoza por el que tanto hizo la Madre Rafols (fundadora de los Colegios de Las Anas). Que curiosamente estaba muy cerca del piso que alquilamos cuando vivíamos allí, así que pasaría algunas veces por delante de la casa de las Hermanas sin saber que en no mucho tiempo iba a formar parte –aunque chiquitita- de su labor.
También pudimos ver a nuestros amigos Andrés e Iris y a la pequeña Lucía. Iris es amiga de magisterio en la facultad. Después estudió psicopedagogía como yo y también se casó joven con Andrés que es del gremio de Emilio y se fueron a Zaragoza el año que nosotros regresamos a Madrid.
De lo mejor: Todo!! Las charlas con nuestros amigos, el contarles los nuevos planes de adopción, la dinámica de nuestro día a día, las dudas o inquietudes varias que nos surgen y escuchar las suyas…(el intercambio era enriquecedor permitiéndonos, además de disfrutarlo, aprender mucho de ellos.)
El volver a la ciudad, que ha ayudado a que teñir el recuerdo con matices más dulces y alegres. (El tiempo estuvo de nuestra parte y fueron días soleados, eso sí el viento y frío de Zaragoza se mantiene.)
El poder dar gracias compartiendo Eucaristía en El Pilar
y el broche final tras reservar en Eliseos, concluir con una magnifica cena el día del quince.
Vamos que lo pasamos estupendamente,
Ahora toca seguir caminando juntos, ayudándonos mutuamente a dar cada paso. Esforzándonos día a día por ajustar ritmos con los que acompañarnos el uno al otro para recorrer nuestro proyecto ilusionados. Como testigos, compañeros, esposos y protagonistas de un mismo sueño.
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También pudimos ver a nuestros amigos Andrés e Iris y a la pequeña Lucía. Iris es amiga de magisterio en la facultad. Después estudió psicopedagogía como yo y también se casó joven con Andrés que es del gremio de Emilio y se fueron a Zaragoza el año que nosotros regresamos a Madrid.
De lo mejor: Todo!! Las charlas con nuestros amigos, el contarles los nuevos planes de adopción, la dinámica de nuestro día a día, las dudas o inquietudes varias que nos surgen y escuchar las suyas…(el intercambio era enriquecedor permitiéndonos, además de disfrutarlo, aprender mucho de ellos.)
El volver a la ciudad, que ha ayudado a que teñir el recuerdo con matices más dulces y alegres. (El tiempo estuvo de nuestra parte y fueron días soleados, eso sí el viento y frío de Zaragoza se mantiene.)
El poder dar gracias compartiendo Eucaristía en El Pilar
y el broche final tras reservar en Eliseos, concluir con una magnifica cena el día del quince.
Vamos que lo pasamos estupendamente,
Ahora toca seguir caminando juntos, ayudándonos mutuamente a dar cada paso. Esforzándonos día a día por ajustar ritmos con los que acompañarnos el uno al otro para recorrer nuestro proyecto ilusionados. Como testigos, compañeros, esposos y protagonistas de un mismo sueño.
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