1 de Agosto...nuevo mes, nuevas experiencias
Me llega el mensaje de despedida de mi hermano Pedro. Está ya en el avión a punto de salir con un grupo de jóvenes a República Dominicana. Van de Misiones, para atender a un colectivo de haitianos que residen allí y de los cuales muchos ni existen para el mundo porque no están censados. Tampoco existían para mí, pero ahora que mi hermano va con ellos sé que pensaré a menudo en cómo será su día a día, sus quehaceres y preocupaciones, sus ilusiones y miedos...El plan es llegar allí y ofrecerse para censarles, ayudar en lo que necesiten, rezar por y con ellos, Amar, amarles mucho y reconocer en esas personas a sus hermanos...Pedro, vosotros sois los mensajeros, los que van a demostrarles con vuestro tiempo, dedicación y coraje que les sentimos familia ¿O nos lo demostráis más a los de aquí? Gracias, creo que es a todos.
No podremos hablar hasta tu regreso, cuídate mucho.
El pensar en los de allá me ha conducido a imaginarme a los míos en este momento. Cada uno en su distinto lugar, todos con la ilusión de pasar un buen verano. De ahí que os cuente:
Mi cuñada, cuñado y sobrina acaban de llegar a Asturias, estarán acomodándose en su apartamento y esperarán a que en dos semanas mis suegros pasen unos días con ellos. Creo que Asturias es un lugar estupendo. A ellos les gusta veranear allí, es su lugar de descanso. Gemma cumplirá allí sus 11 años, ¡Felicidades Peque!
Pablo está de convivencia con el seminario. Ya es Ingeniero químico y bachiller en filosofía, sigue dando pasos en su camino y muy entregado a los demás. Creo que el martes regresa o ¿Er mañana? (que desastre de hermana soy), espero lo esté pasando bien. Le imagino rodeado de otros jóvenes amigos que como él hacen un parón del ritmo habitual para replantearse si están en el camino correcto. ¡Cuánta falta nos haría a todos el reflexionar cada tanto si vamos hacia la meta que nos hemos marcado en la vida! Pablo, con su propia experiencia me lo recuerda. Además estos días pasados no ha parado solucionando papeleos míos, de mi madre, haciendo compras, fregando platos, pasando las tardes en el hospital. Creo que le he exigido mucho, espero por encima de todo le llegue lo orgullosa que me sentí de él.
Juan, entre trabajo, piscina y sus proyectos vence los días. Disfruta tanto con sus lecturas y escritos que se sumerge en ellos dedicándoles más tiempo en vacaciones. Eso sí, estoy deseando que encuentre otro trabajo. Actualmente se levanta a las 5.30 de la mañana y le pagan como becario, admiro la disciplina que lleva a cabo, pero lo veo innecesario (ya me cuesta soportar el despertador sonando a las 6.00 como para que te roben una hora de sueño a esas horas). He de reconoceros que le pedí ayer que lo dejase ¿Qué decidirá? Haga lo que haga tiene mi apoyo.
Mamá ya está en casa. Va despacito recuperándose, y aunque siempre le ha gustado más cuidarnos que dejarse cuidar, mejor que lo está llevando no se puede. Mi padre comienza también hoy sus vacaciones y podrá estar con ella todos los días. Es emotivo ver como se cuidan uno otro, recuerdo el regreso del hospital y como mi padre no dudó en ir a comprar muchos vestidos para que mamá pudiese estar cómoda en casa y arreglar la TV del cuarto o dedicar su tiempo de medio día (con el traje y corbata incluídos) a montar agachado en el suelo una silla que ha comprado para que pudiese apoyar la cabeza si se cansaba y así infinitos ejemplos... Mamá a cambio ofrece por todos nosotros sus molestias, reza y según el párroco eso nos resta días de purgatorio, así que nosotros encantados.
(Ah, no os puse al corriente de que el día de mi santo mi padre me regaló una bandeja para hacer bonseki y todo el material necesario traído de Japón. La verdad es que siempre me ha asombrado esa afición suya y contemplar los paisajes que crea con arena, plumas y piedrecitas.
Os pongo una foto para que veáis en qué consiste. Claro que cualquier parecido entre la foto y los primeros paisajes que me han salido a mí es pura coincidencia. Lo mejor es que se disfruta mucho realizándolo, relaja y cuando me pongo a ellos me hace sentir más cerquita de mi padre.)
Nosotros decidimos quedarnos por aquí y Emilio no cogió vacaciones. De esa forma bajo con él a madrid y paso la mañana en casa de mis padres. Comparto el tiempo con mamá y hago de recepcionista telefónica de la gente que llama a preguntar que no son pocos. La semana pasada también le leí un libro que nos ha encantado. Ha sido bonito leer a otra persona y descubrir juntas los pasos de esta historia real que supera la ficción. El libro se llama "Más fuerte que el odio". Es altamente recomendable.
Por las tardes regresamos al chalet, con la piscina se está muy a gusto. También nos entretenemos buscando coche, pero aún no nos hemos decidido por uno. Me propuse muchas cosas para verano pero siendo realistas creo que leer, nadar y ver etrellas van a ser las principales candidatas a realizarse. (lo de aprender inglés, escribir artículos, ordenar el listado de tarjtas y nº de teléfono y salir a correr regresarán al apartado de temas eternamente pendientes, jeje). Los fines de semana intentaremos hacer escapadas para ver amigos comunes. O recibir en el chalet a los que os animéis, a sabéis que estáis invitados!! )
Hoy fuimos al Centro Comercial a hacer la compra de la semana. Ya habían traído la ropa de nueva temporada de otoño y el material escolar. Me di cuenta de que queda un mes para regresar a ritmo de trabajo. No quiero que Agosto se me pase sin haberlo exprimirlo al máximo. Por eso me voy para la parcelita, he cumplido ya mi objetivo de dejar unas líneas en el blog en cada mes y con las tareas hechas y sin "cerrar por vacaciones" me salgo a disfrutar de la tregua que nos ha dado el tiempo en este sábado primero de agosto. Me doy por satisfecha, sólo me queda sacar a la noche la basura, pero por extraño que parezca es uno de los momentos más especiales de mi día. De camino se oyen "las gentes" en los chalets, los chapoteos de pequeñajos aún en el agua, huele a barbacoa y lumbre, el cielo está lleno de estrellas y algún que otro vecino pasea o comparte mi ruta por los diferentes puestos de reciclaje. Dejo las bolsas en sus lugares y me suelo parar unos instantes para ver el monte de noche, entonces me doy cuenta de que siempre deseé vivir en un lugar así, poder salir a la noche en zapatillas y despeinada, caminar descalza si me apetece y contemplar las estrellas en mitad de la montaña...dejo que el aire me de en la cara, me escuecen lévemente los ojos pero es una sensación agradable, me siento libre y acompañada, es un momento especial y hoy no pienso perdérmelo.