viernes, 25 de noviembre de 2011



Gracias Dios, porque nos llenas de bendiciones. Gracias por la historia de mi vida, en la que ayer fue un día muy importante. Gracias por el cariño que me llega a raudales de tantos y tan buenos amigos nuestros. GRACIAS por pagarnos por adelantado con algo que no merecemos. un MILAGRO. Un inmenso milagro.

Algunos amigos de mi hermano mayor, que conocen mi historia, me han llamado a veces "la chica del milagro", jeje. Pues eso es Dios que sigue haciendo de las suyas y me sigue ragalando dones. Sin duda en el último, del que tenemos noticias, se ha superado.

Os cuento más y mejor:


Jueves 24 de noviembre,amanece y para Emilio y para mí parece que fuese el día de Reyes.

A medio día del miércoles, estando yo en el trabajo, Emilio me había dicho "He recibido la llamada" Una llamada que él llamó "mágica".

En un segundo la vida cambia, el corazón se ensancha, el nosotros crece.

Estamos en el coche. Son las 8:00 de la mañana y cinco minutos antes de las ocho y media saldremos hacia el edificio de Bienestar Social para experimentar algo similar a cuando las parejas ven su primer "ecografía". Se trata de que nos “presenten” a los que pueden llegar a ser nuestros hijos.
Estamos en el coche esperando a saber sus historias, somos conscientes de que si aceptamos, podremos ver por primera vez sus caritas en las fotos y ya todo será preparar el viaje para en dos meses reunirnos con ellos en Colombia.

No son aún las 8:05 pero no aguantamos más. Salimos del coche y dando vueltas nos ponemos a pasear. De los nervios caminamos tiritando, agrarrados paseamos por la zona. Pasamos por el parque de los rosales. Como si fuera un juego, nos metemos por debajo de un túnel que tiene como columnas que separan franjas e imaginamos que cada franja son 10 años de casados, damos pasos y vamos recorriendo una historia a rellenar de vida. Cuando terminamos el viaje llevamos 70 años de casados. Estamos cansados, pero sin frío, felizmente desgastados. Nos reímos un poco.

Seguimos por los alrededores de Bienestar. De nuevo nervios, es extraño porque no abren las puertas. Cuando son las 8:32 y no han abierto decidimos llamar. Nos dicen que es por otra puerta. Llega el momento, subimos emocionados.

Allí nos recibe la trabajadora social. Es su último día en ese puesto ya que cambia de puesto, pero nos regala el ser ella la que nos habla por primera vez de los pequeños.

Desde pasadas las 8:35 hasta las 11h. Estamos reunidos leyendo, conociéndolos, emocionándonos. Repasamos sus 5, 4 y 2 años de edad, lo que han vivido.
Expuesto el caso, nos dejan solos a Emi y a mí para pensar. Aprovechamos ese tiempo para darnos un abrazo, saborear el momento, emocionarnos.

y con nuestro Sí, firmamos.

Por un pequeño tiempo sufrimos una ligera desilusión: nos dicen que no hay fotos. ¡Teníamos tantas ganas de verles!
Como era extraño insistimos para ver si en la central se habían traspapelado. y así fue, allí estaban.

Ya ejerciendo de "padres pesados", insistimos para que nos las escanearan y así en unos minutos pudimos verles uno a uno.

Qué segundos de emoción, en ese primer encuentro.

Además la trabajadora social tuvo el detalle de dejarnos descargar las fotos a nosotros en su ordenador y fuimos los primeros en verlas.

También nos sacaron dos copias. Una para el papá y otra para la mamá.
Estábamos en las nubes. No les quitamos ojo de encima. Qué tiernos, qué lindos, qué verdadero milagro.

Después teníamos que ir al trabajo. Pero la alegría nos acompañaba. Más orgullosos que nunca por este regalo de Dios fuimos, Emilio a sus torres en Madrid y yo al Colegio.
Allí tras las reuniones de trabajo fui a buscar a las hermanas. Algunos compañeros también vieron las fotos. Especialmente tierno fue que una de ellas, y también una de las hermanas no dudaron en dejar un besito a cada niño en cada una de las fotos.
Mi corazón empezaba a crecer para estar a la altura de una madre.
Así que el día se pasó volando.
Llegué a casa y todos fueron correos y mensajes. llamadas y más llamadas (incluso me he quedado afónica).

Cuánto cariño de todos vosotros. Cuánto regalo de Dios. Cada uno de los pequeños es una bendición inmensa para nosotros.

Así que a preparar el Adviento. Esa espera dulce para el nacimiento del Niño Jesús, acompañando la vivencia. Si Él quiere seremos pronto familia numerosa.

Ver la carita iluminada de Emilio es para mí el regalo del día, tener las fotos de los pequeños algo que me sobrecoge y emociona, arroparme con vuestras llamadas y mensajes la ginda de un pastel, muy muy dulce.

Por favor, rezar con nosotros para dar GRACIAS.
Estamos dichosos!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena! Os estrenáis con familia numerosa!!
Cuenta con mi vela.
Un beso enooooorme!