Tras el desayuno, comenzamos la jornada con la visita a una garganta de cataratas: Mürren bach fallen que nos quedaba por ver. Llovía mucho y pese al frío nos gustó. Fue imponente entrar dentro de la catarata y contemplar como el agua se abre paso entre las rocas.
Después Emilio planteaba hacer un picnic. Costaba creer que el día abriría pero sus previsiones se cumplieron y tras pasar por el Migros -supermercado del lugar- pudimos optar subir a la montaña, y descansar rodeados de un ambiente típico de Suiza con sus casitas de Heidi, montañas, valles y lagos.
Para la tarde era el día adecuado para hacer una marcha: Plan senderismo. Subimos al Harder Kun (Monte de Interlakem desde el que se ven sus dos lagos y la ciudad al completo). Pusimos nuestras piernas a prueba con un recorrido cuesta arriba de unos 5 km ¡Todo sea por las vistas! Arriba había un restaurante, y lugares para retomar aliento (foto Emi en tobogán). Ya de otro modo se afrontó la bajada más “refrescaditos"y cruzándonos saludos con otros valientes que subían.
Antes de cenar paseamos por la ciudad, vimos algunas de sus iglesias, un jardín japonés(donde me acordé especialmente de mis padres), un pequeño parque de marmotas y cabras, y el mercadillo de productos típicos. Hoy se notaba el inicio del fin de semana, había mucho más ambiente por las calles y las terrazas estaban llenas de turistas. Emilio y yo leímos traquilamente en un banquito con vistas al lago y repetimos el restaurante de ayer que nos gustó.
Ahora ya en el hotel a descansar.
