martes, 19 de agosto de 2008

Frente a la pantalla:


Queridos Todos, la verdad es que hoy me zumban muchos pensamientos en la cabeza, y ante ese “ruido mental” he decidido sentarme al ordenador y comprobar si dejándolos aquí colgados pongo algo de orden. Hay un poco de todo, así que disculpar las “arritmias de los comentarios”


Yo (Re) Amanezco en Chiloeches, hace un día estupendo y en mi casa me siento acompañada, pues unos y otros, aunque en lugares diferentes, estamos juntos.


Emilio, ya en el trabajo. Recuerdo abrir un ojo pasadas las 5.00 y verle despierto animando al triatleta español que corría en la televisión. Está disfrutando de las horas de deporte que nos dedican los medios. Admira la superación que se refleja en los hombres y mujeres que representan con esfuerzo y orgullo a sus países, de los valores que hacen vencedores incluso a los que no suben al podium
...Cuando miro yo a los atletas, algo se remueve por dentro, si lo atiendo me marea con preguntas ¿Y tú a qué modalidad se supone que juegas? ¿Porqué te esfuerzas día adía? ¿Dónde pones tu medalla? ¿Qué estás dispuesta a sacrificar para lograrla?
...Pero hasta para mí, en vacaciones, son demasiadas preguntas, por ahora pido “tiempo muerto”y me duermo...

Algo después, recuerdo como tras dedicarme la primera sonrisa de su día, Emilio me despedía y se marchaba con buen ánimo a su trabajo. Para mí éste es el verdadero campeón... Allí comienza a surgir un fuerte: Gracias...

... Hemos pasado un puente de lo más agradable en el chalet, sin nada fuera de lo común, sin acontecimientos destacables, pero con la felicidad que se cuela en cada instante de la vida, y se deja ver cuando uno no la empaña con otras expectativas.
Sí, me ha gustado el fin de semana, disfrutar de la casa, la piscina, el eclipse de luna, las llamadas y emails cruzados con amigos, la visita de mis padres y especialmente la sorpresa de que trajeran con ellos la Imagen de la Virgen que estuvo siempre en la habitación de mis abuelos. Es una pequeña estatuilla de la Virgen del Carmen. Recuerdo que yo la visitaba cada Domingo, y había veces que mientras los mayores comían y mis hermanos jugaban en la salita, íba a verla. Hoy no me canso de mirarla en mi salón, de pensar que ha decidido quedarse con nosotros, que ha elegido estar aquí, permitiendo que sigamos siendo testigos la una de la otra...Sólo de verla me siento feliz.

El corazón me lleva rápidamente a Pablete, mi hermano el 3º, que estará pendiente ya de que le avisen para entrar en quirófano, le operan hoy.
Pablo es un cielo y si hay alguien que sabe llevar mejor que nadie operaciones y post operaciones, sin duda es él. Ya ha pasado por alguna otra y ni siquiera podría decirse que su actitud es de resignación, porque nunca pierde el buen ánimo.
Pablo acepta siempre lo que le ocurre, con sencillez, con naturalidad, carente de protagosnismo... su único empeño es no “dar la alta a otros”, ni generar preocupación, así que si le llamo dentro de un rato, será él quien me pregunte por mí y por cómo está yendo mi mañana.

Mamá ha querido pasar la noche con él, para ESTAR.
Las madres son así, disposición constante al servicio de los hijos, amor concentradito en tupperwares, en regalos de capricho, en mensajes de móviles, y en miradas al reloj deseando oir la llave en la puerta que anuncia que llegas, Amor sin condiciones.
Amor que sin ser necesario, duerme en el sofá de un hospital el día antes de que te operen, feliz de acompañar el sueño de un hijo.
Amor que quiere adoptar sufrimientos, con tal de evitárselos a otros,
Amor que crece tanto en el dolor como en la alegría. Amor de madre...que enseña al que lo mira, sobre las verdaderas olimpiadas de la vida.

También imaginé a Pedrete, bastante lejos en Km, en Filipinas. Allí es por la tarde. Aunque no sé bien qué estará haciendo ahora, sí tengo claro cómo lo estará viviendo. Está sonriendo, seguro, con el corazón en la mano, por si necesita ofrecerlo si de ese modo puede ayudar a otros a entender el amor de Cristo. Mirando con la seguridad que da la Verdad brillando en sus ojos, y escuchando también desde la ternura del que se siente inmensamente querido y es libre de darse a los demás.
Miro al cielo y me resulta increíble, lo lejos y cerca que me encuentro de Pedro. Tengo un hermano sacerdote...

Mi Padre y Juan estarán por casa, cada uno atareado. Quizá mi padre practicando japonés y mi hermano pequeño rodeado de libros, periódicos y fotocopias, investigando sobre políticos que influyeron en nuestra historia.
Qué parecidos en el fondo y ellos casi sin saberlo.
Cuanto les quiero, cuánto les debo. Cuánto desearía alcanzar más en ellos.
Mi padre y Juan, Juan y mi padre. El más mayor, el más pequeño, de la familia donde me encuentro.

...

Perdonar pero
Os voy a dejar,
había más cosas pero después de hablar de esto “se me encogieron”,

luego en otras entradas os cuento. Gracias, Unidos. Os quiero