jueves, 23 de septiembre de 2010
TODO ES GRACIA
Os escribo cuando aún estoy sorprendida de lo que hoy viví. Aquello de no hay mal que por bien no venga y que de todo se aprende ,ha cobrado sentido al final del día. Y doy gracias
Llevaba una semana bastante aceleradilla. Mucho trabajo, algunos temas complejos de manejar. Mi necesidad de querer llegar a todo...en fín que me cuesta parar y me notaba más estresada de lo que me conviene a mí y a los que me rodean.
El caso es que hoy ocurrió una fatalidad.
Iba a salir del colegio cuando recién cerrada la puerta del despacho empezaron a surgir improvistos y tocaba entrar de nuevo, ponerse a resolver y evitar mirar al reloj para no sufrir más de la cuenta. Amo mi trabajo y reconozco que me es complejo cortar, pese a que sea mi hora de salida.
Más de una hora tarde salgo hacia el coche, llamo para avisar que me retraso, arranco. La calle está en obras, hay coches en doble fila y padres de alumnos esperando para recoger a sus hijos. Total que trato como puedo de salir de allí y entre los nervios que llevaba, las prisas y mi nada estupenda visión espacial...pasó lo que pasó. Arañazo en mi coche y arañazo en otro coche que había allí aparcado sin conductor.
Con bastante bochorno salgo del coche miro mi puerta, miro al otro coche y le dejo mis datos y matrícula anotados en una carta de disculpas en su parabrisas.
Lo sentí mucho. Me viene bien para ganar en humildad con el coche y bajar el ritmo. Fue sólo roce de pintura, pero al volante hay que estar centrada y dejar antes de entrar que se queden fuera problemas de todo tipo. Total que algo baja de moral llegué a casa. Pensando en la faena de quedar con el otro conductor, pedir disculpas, etc...La culpa fue toda mía y sólo me quedaba aprender para otras veces y calcular mejor.
Tengo la suerte de que pude llamar a mi cuñado, que para estas cosas es estupendo y me explicó lo que debía a hacer y también llamé a Emilio que le restó importancia.
pero pese a ello yo no tragaba con el asunto y tenía mis propias prisas, mis agobios y el arañazo que hice sobre aquel coche totalmente atragantados
El motivo de que lo cuente en el blog es lo que ha hecho de la experiencia algo increible. Y digo increible pues aunque lo que ahora voy a relatar parece algo sin importancia,para mí ha hecho que mereciese la pena el rayón del coche.
Esperé a que llegase Emilio del trabajo y quedamos con aquel caballero. Sentado en un punto de encuentro le vimos llegar. Un hombre jóven, con su niki gris, pequeña coletilla y pendiente...nos reconocimos porque traía el parte en la mano. "Parte amistoso" que le llaman y así lo fue.
¡Os podéis creer que aquel buen hombre no me hizo una sóla recriminación!, que desde que cruzaba hacia donde estábamos nosotros esperándole, iba sonriendo. Incluso cuando empecé a rellenar el parte ni siquiera hablaba del tema, era como si nos acompañase un amigo.
Firmamos y cuando me disculpé me dijo que no me preocupase, que eso lo arreglarían en seguida en el taller. Luego se fue.
Yo no sabía ni el nombre. Emilio, que por teléfono habló con él, me comentó que se llamaba: José.
Gracias José, porque me diste toda una lección
Yo no creo que hubiese sido capáz de haber sonreido a quien me rayase el coche, no creo que hubiese logrado reprimirme un "chistar" previo al políticamente correcto "no pasa nada". Pero tú, José, no lo hiciste y con tu gesto me devolviste la fe en el ser humano.
Regresaba casa y me entraron ganas de seguir soñando un mundo mejor, en el que los contratiempos no nos roben la alegría. Gracias a mi cuñado Jose que me ayudó y animó, gracias a Emilio José que se preocupó por que aprendiese de ello y no me preocupase en exceso y gracias a José, buen hombre, para mí desconocido que le dio la vuelta a la historia...
Lo escribo y sigo emocionada. Ahora cuando vea la señal en mi coche no podré pensar sólo en mi error, sino que inevitablemente recordaré la bondad del que fue mi prójimo.
El Amor puede más, el Amor eclipsa el miedo y difumina el bochorno.
Es curioso, pero hasta los nervios que desde hace días llevaba se me han rebajado. Me encuentro bien y más tranquila. He llegado y voy a preparara la cena y la maleta, pero sin duda me llevo este recuerdo en el equipaje
Gracias José, por ser mi médico de hoy.
Gracias por enseñarme a "ser" en la vida
Gracias por tu felicidad, que no quiebran los percances
Gracias tengo que dar hasta por este "pequeño golpe" de la vida, que arañando lo superficial encontró menos coraza y más corazón
Gracias, gracias y siempre gracias a Quien sí sabe calcular las distancias que nos quedan por recorrer, Quien todo lo diseña al milímetro en nuestras vidas y Quien se hace a sí mismo Camino Verdad y Vida para que felices podamos avanzar en ellas.