sábado, 25 de diciembre de 2010




¡FELIZ NAVIDAD!

Tendría ganas de empezar el correo como aquel cómico infantil que al inicio de sus espectáculos decía con sonrisa y energía:
¿Cómo están ustedes?

Cuánto me gustaría que la respuesta que me diéseis fuese acompañada de una sonrisa.

Hemos pasado la Nochebuena,hoy se termina el día de la Navidad y sería estupendo que este año cada persona hubiese sentido lo que deseaba para la Navidad.

Yo tenía ganas de bajar a Madrid,de juntarme como cada año con mis primos y tíos el día 24, y desayunar en familia el 25 ¡Y así ha sido!

Cada 24, desde que tengo recuerdos, lo he vivido con la familia de mi padre. Ese día era el cumpleaños de mi abuela, antes de la cena a uno de mis tíos le gustaba llevarnos a todos los primos al cine, después nos reuníamos en un piso muy grande y cenábamos por un lado los mayores y por otro los que no lo éramos tanto. Veíamos la tele, jugábamos a escondernos o disfrazarnos en las habitaciones (hasta un año ocurrió que para entretenerme podía experimentar y cortarme el pelo, jeje toda una anecdota de mis rizos escondidos en un jarrón, pero que todo el mundo echó en falta). Pasaban las horas mientras cenaban los mayores y después comenzaba el concierto de villancicos, se encendían luces con vengalitas y los nervios iban aumentando. De repente, tras un momento mágico unas campanitas daban la señal y se podía acudir al salón a ver si Papá Noël había pasado por allí.Lo demás lo podéis imaginar: regalos de todos los tamaños y colores nos esperaban en la alfombra.

Ahora esos pequeñajos hemos crecido, todos pasamos la frontera de los veinti-tantos y de la nueva generación sólo hemos logrado un fichaje de 10 años que fue al que este año martirazamos en la espera, al que mi tía tan elegantemente pasadas las 12 dijo "por ahí suenan campanas" y al que se le iluminó la cara al descubrir los regalos. Yo miraba aquella escena, ya desde la otra perspectiva...recordando...reviviendo...reelaborando mis propios recuerdos.

Estos últimos años algunas cosas han cambiado, mi hermano Pedro nos prepara una bendición solemne, comemos todos al mismo tiempo y nos dejan brindar con el champán. Pero lo fundamental sigue igual, para mí el centro de la noche es en gran parte mi abuela, por quien todos mis tíos, tías y mi padre están allí. La imagino viéndonos contemplándolo y siento que sonríe. Mi tío ya no canta el tango, pero nos regala la poesía escrita calándonos de la misma forma el corazón. El año mayor mi tío, que es lotero nos regaló un libro escrito por él, este año el hermano pequeño de mi padre es quien nos lo regaló. Su libro se llama "Fragmentos de los extraordinario" y me gustó que en cada portada había dejado la huella de su pulgar con diferentes colores de acuarela.

En la noche nos fuimos a casa de mis padres a descansar. Desayunar todos juntos fue un auténtico regalo, ver la cara de cada uno de ellos al despertar, compartir entre todos el bizcocho hecho por mamá, y contemplar el cruce de zumos, leche, cereales, frutas y cafés de izquierdas a derechas era lo que más me alimentó.

Después ir a misa celebrada por Pedro, estar en casa y comer juntos ¡Fue Navidad!

Pensé mucho en una alumna mía, que no tenía ganas de que llegasen estas fecha porque faltará un abuelo y piensa que nada será igual. Deseé que encontrase esos "fragmentos de lo extraordinario" que se hacen algo más visibles en Navidad, que pudiese quedarse con lo que nunca cambia y disfrutar lo que cada año lo hace especial.

Para mí así ha sido.
Durante unos segundos he parado de escribir
Me vinieron a la mente los pequeños de Colombia, su Navidad, cómo será, cómo estarán y si en la próxima la nuestra cambiarán poniéndola toda patas arriba y sorprendiéndonos a los demás. De corazón espero que también para ellos haya sido Navidad.